Tragedia del otro lado. Vida corta de héroes

Ciudadela surge a partir de la adaptación de La Ilíada de Homero a texto dramático, situando la acción en un barrio de Gran Buenos Aires, fusionando Tragedia con un contexto actual, donde los personajes conserven de los Héroes la fatalidad de su destino, pero no su nobleza.
La idea generadora de La Ilíada cambia de perspectiva: en lugar de situar la trama de las murallas para afuera, se sitúa de las murallas para adentro. Del poema épico, a la tragedia doméstica y familiar. De los héroes buscando la grieta en la muralla, a hombres que viven entre muros agrietados.
Sabemos de la ira de Aquiles, de las armaduras brillantes y las naves en la costa. Pero… ¿Qué pasaba dentro del palacio, durante los diez años de asedio? ¿Cómo convivían dentro de esa familia? ¿Qué pasa cuando el error de un individuo se convierte en sentencia de muerte de su grupo de pertenencia? Ciudadela pone en la relación de esta familia, en la convivencia entre estos hermanos que tienen tantas cuentas que arreglar, su acento dramático.
Para luego traspolarlo a la época actual, dentro de un muy diferente contexto socio-político- cultural. Situar la trama en un lugar con códigos propios. De una guerra entre reinos a un enfrentamiento en una villa. De atravesar el Mediterráneo, a cruzar el “campito”. De los cantos homéricos a la cumbia que se filtra por las ventanas.
Vínculos enrarecidos, distorsionados: hermanos que no se reconocen como hermanos y quizás ni lo sean. La confusión del origen y de la identidad. El pertenecer y buscar amparo. El no encontrarlo nunca. El territorio de la violencia como única forma de comunicación. La promiscuidad del hacinamiento, la falta de intimidad y la tergiversación de las relaciones.
Todo en Ciudadela, barrio perteneciente a la Provincia de Buenos Aires, situado en el límite con la Capital Federal. En la “Frontera” de la jurisdicción. Estar de un lado de la General Paz, o de otro. Una autopista que divide como un océano.
Un conflicto que espera una excusa para estallar. Una pelea por lo que pertenece. Una cuestión de respeto. La atmósfera del tedio provocada por el encierro del sitio. El asedio de un “afuera” siempre hostil. Personajes sin nombre que resisten en una casilla. La vida corta de los Héroes, pero esta vez, sin gloria. Y el Destino, fatal, que espera a sus muertos. Muertos pobres, pobres muertos.
Todo esto en un espacio reducido por el acecho del espectador, que desde muy cerca, casi dentro de la escena, espía, convirtiéndose en testigo de la cuenta regresiva de estas vidas breves.